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Mientras que los derechos LGBT son vistos en el mundo occidental moderno como un asunto político de la izquierda, las minorías sexuales y las diferentes sexualidades no pertenecen como grupo a la izquierda o a la derecha política. Diferentes corrientes socialistas (de igual forma que las diferentes ideologías políticas de la derecha) tanto se han opuesto como han apoyado los derechos LGBT, a menudo haciendo coincidir sus actitudes con los valores mayoritarios de la sociedad. Al igual que con otros asuntos de la política sexual, como la pornografía, las actitudes frente a las minorías sexuales suelen diferenciarse entre autoritarios y libertarios, más que entre derechas e izquierdas; tal como indicó el sociólogo Jeffrey Weeks en 1989, la creencia de que la homosexualidad es algo que «debe ser desacreditado e impedido» puede ser uno de los poco puntos en común entre Fidel Castro y Margaret Thatcher.[1]
Sin embargo, la izquierda radical y el movimiento LGBT han interactuado y se han enfrentado de forma especial desde que ambos surgieron a finales del siglo XIX en Europa. La mayoría de los autores coinciden en que históricamente el trato de la homosexualidad por parte del movimiento socialista es desigual. En particular, los estados socialistas autoritarios se han opuesto con fuerza a los derechos LGBT y aprobaron varias leyes criminalizando las relaciones homosexuales. Por otra parte, los activistas LGBT se identifican habitualmente con la izquierda y un número de figuras importantes dentro del socialismo (particularmente del socialismo libertario) han sido lesbianas, gais o bisexuales.